“El primer encuentro con una aurora boreal es como el primer beso, nunca se olvida”. Así nos relatava un viajero recién aterrizado de Islandia. E igual que el primer beso, cada protagonista lo vive de manera diferente, pero con el mismo denominador común, te marca para siempre.

Islandia ofrece muchos atractivos, pero, sin duda, uno de los principales motivos para adentrarnos en estas bellas tierras fuera del periodo estival es la posibilidad de contemplar este bello fenómeno.

Empecemos por el principio, ¿qué es? El fenómeno se produce tras el choque de partículas solares con los campos magnéticos de la tierra. Cuando éstas entran en contacto con la atmósfera generan muchísima energía que se transforma en haces de luz, las auroras boreales.

En la mayoría de ocasiones predomina el color verde. Pero dependiendo del ángulo de incidencia podemos observar tonos rojizos, azulados y violetas. En cuanto a la duración es muy variable. Pueden durar unos pocos minutos o mantenerse bailando en el cielo durante horas… como en todo lo que nos marca, hay que vivir el momento, nunca sabes cuánto va a durar.

Lo sé, hemos sido breves esta vez. Nos rendimos. Llegados a estas líneas sabemos que no somos capaces de plasmar en unos renglones lo que vas a sentir cuando te encuentres con una aurora boreal. De este modo, solo te podemos decir, ¿vas a perderte tu segundo primer beso?